Howard Hallenbeck es un antropólogo especializado en culturas precristianas que se encuentra de gira por Irlanda con su mujer y dos hijos realizando un importante estudio centrado en la presencia de indicios paganos en las antiguas iglesias rurales. No es fácil compaginar la exigente vida familiar con su pasión, pero en su momento optó con llevarlos consigo a modo de sugerentes vacaciones para ellos mientras él se dedicaba a su estudio. Lo que no sabía es que en uno de los muchos pueblos que iba a visitar, un semidios primigenio se iba a alzar en un sembrado para comenzar una antigua batalla contra la Cristiandad, y él y su familia, sin pretenderlo, iban a quedar atrapados en medio…

Irlanda, 1916. Cuando Charles, un maestro rural viudo, vuelve de Dublín a su aldea natal, Rosy, una muchacha muy impulsiva, se encapricha con él y no parará hasta llevarlo al altar. Pero el matrimonio fracasa: Charles es un hombre maduro y sosegado mientras que su esposa es una joven muy apasionada y romántica que acaba enamorándose de un oficial inglés con el que se ve en secreto.

Atrapado en un cuerpo de niño (Corban Walker) por una enfermedad de enanismo, escritor y amante del cosmos, Frankie retrata en su primer libro su vida, muy marcada por su madre (Anne Parillaud), una emigrante francesa que abandonó su país tras la II Guerra Mundial, sólo para descubrir que no encaja del todo en su nueva vida. En su nuevo destino dos hombres (Gabriel Byrne y Matt Dillon) la amarán.

Un asesino aniquila a una señora echándole ácido en el rostro. Su cuerpo es luego descubierto en el coche del embajador Sobiesky. Más tarde un nuevo asesinato mueve a los investigadores a sospechar que las víctimas habían sido amantes del diplomático, quien, para peor, se niega a cooperar, y clama inmunidad diplomática.