Una pareja homosexual sueca adopta lo que ellos piensan es un huérfano de 15 meses, sólo para encontrar a su nuevo hijo, un delincuente homófobo de 15 años.

Cuando en España aún estábamos a vueltas con esa droga misteriosa llamada píldora anticonceptiva y el divorcio era cosa innombrable, los progresistas y enrollados suecos ya iban por la liberación de la mujer y la revolución sexual. La sociedad modelo de la Suecia de los 70, sin embargo, escondía una buena montaña de mugre bajo la alfombra. Call Girl cuenta una trama policíaca -basada en un caso real- en la que altos cargos políticos se ven envueltos en un escándalo de prostitución que seguimos a través de Iris, adolescente rebelde que termina enredada en el “negocio” mientras la policía hace la vista gorda.

Annika Bengtzon está trabajando en el periódico Kvällspressen. Mientras rastrea llamadas telefónicas en broma con la esperanza de encontrar una noticia interesante, recibe un mensaje anónimo sobre el cadáver desnudo de una joven en un parque. La chica ha sido violada y asesinada. Annika aporta una historia fuerte que le vale el apoyo de su jefe. A medida que la trama se desarrolla, el foco de la investigación cambia del amante de la víctima -el dueño de la casa de citas en la que ella trabajaba- a un importante ministro del gobierno que tiene un departamento secreto cerca del parque.

El joven John regresa a casa de su padre tras cumplir una condena en un reformatorio, anhelando darle un nuevo comienzo a su vida. Sin embargo, en su comunidad no ha sido perdonado. La presencia de John saca lo peor de quienes le rodean y poco a poco una atmósfera malsana va tomando forma. John se siente acosado, y la misma violencia que lo había llevado a la reclusión comienza a desatarse nuevamente.