Virginia, 1810. Robinson Crusoe, un negrero cruel y despótico, acaba de convencer a un rico comerciante de esclavos para que financie un nuevo viaje a África para capturar nativos para su lucrativo negocio. Sin embargo, durante una tormenta, el barco naufraga y Crusoe se encuentra en una isla desierta con la única compañía de Scamp, el perro del barco. Su día a día se convierte en una constante prueba de supervivencia.

En un idílico pueblo costero escocés Macintyre (Peter Riegert), el enviado de una compañia petrolífera, negocia la compra de todas las propiedades de la zona para construir una refinería. Los habitantes del pueblo ven una oportunidad para enriquecerse, pero la obstinación del viejo Ben (Fulton Mackay), propietario de una playa, impide el trato. Mac sólo puede ofrecerle dinero y la playa es todo lo que Ben ambiciona. Mientras, el recién llegado se sumerge en un modo de vida que se mueve a un ritmo pausado, donde el paisaje y la comunidad lo envuelven en sus lazos.