Vincent Martin es testigo del asesinato de una mujer frente a un semáforo al recibir un empujón. Cuando su mejor amigo le encuentra aturdido por lo sucedido, le aconseja no declarar como testigo.

Myriam y Antoine Besson se han divorciado, y ella solicita la custodia exclusiva de su hijo Julien para protegerlo de un padre al que acusa de violento. Antoine defiende su caso como un padre despreciado, y la juez del caso sentencia a favor de la custodia compartida. Rehén del creciente conflicto entre sus padres, el joven Julien se ve empujado al límite.